lunes, 10 de noviembre de 2014

Carta a los poderes

Carta a la sociedad argentina (sic): la inquietud

Desconsiderar al pueblo, a la gente, a los ciudadanos, a la sociedad argentina como uno de los poderes existentes en este país, debe ser de gran error. A nadie le debe caber la menor duda de que consiste en uno de los pilares fundamentales de esta Nación, como así también el motor de la misma. Pero lamentablemente advertí, como un mero transeúnte de estas tierras, que muchos de nosotros hemos olvidado, incluso algunos ignorado, cuan responsables somos de tantísimas situaciones por las que hemos atravesado en la historia, no así también del poder del que traemos incorporados en conjunto, cosa de la que me explayare en otro momento. Con el tiempo, fui observando la realidad que me rodeada, o mejor dicho: que nos rodeaba y comenzó a surgir en mi cabeza pensamientos optimistas y pesimistas, grandes inquietudes, dudas, molestias y preguntas. Recordé inocentemente tantísimas frases de gobernantes argentinos, a esos que se les llaman “nuestros representantes”: "Yo robo para la corona", "En este país, tenemos que dejar de robar dos años", "Estamos mal, pero vamos bien", “Sólo hay que tenerle temor a Dios y a mí, un poquito”· ¿para que recordar más?
Una pregunta clave, puntual, me viene incomodando desde hacía mucho tiempo: ¿Qué nos pasó como país? Hoy, al 2014, desconozco si hemos tocado fondo como sociedad o si aún nos falta para eso. Nadie duda de que estamos siendo participes de la desmembración lenta de esta sociedad, y aun así del país, que alguna vez fue modelo para el mundo hace alrededor de 100 años (y un poco más), fundada además sobre bases formidables por grandes próceres que pensaron en las próximas generaciones (tema sobre el que me explayare en otro escrito). Estamos ignorando, a los que yo considero, los 5 eslabones determinantes para el desarrollo y desenvolvimiento de una sociedad: FAMILIA, EDUCACIÓN, RELIGIÓN, TRABAJO Y ESTADO.
Pobreza, robos violentos, asesinatos, consumo de drogas, y tantos problemas más se multiplican con rapidez en el corto plazo, y de los cuales les aseguro nadie puede ni podrá obviar o escapar porque muchos seremos victimas al largo plazo de ellos. ¿Saben qué? Este país está comenzando a arder, y el problema ya no es quienes lo empezaron, ellos no tienen remedio. El problema somos nosotros, todos, que lo único que hacemos es quejarnos, cuando aún hay gente luchando para hacer de este un país un poco mejor.
Tal vez poco o nada digo con este pequeño escrito, pero es el primero de otros que vendrán. Generar solo una primera inquietud, que de seguros muchos tendrán.

No escapemos de la realidad. Aunque maniobremos alrededor de ella, el fuego algún día nos alcanzara. 


Un argentino