Desconsiderar al pueblo, a la gente, a los
ciudadanos, a la sociedad argentina como uno de los poderes existentes en este
país, debe ser de gran error. A nadie le debe caber la menor duda de que
consiste en uno de los pilares fundamentales de esta Nación, como así también
el motor de la misma. Pero lamentablemente advertí, como un mero transeúnte de
estas tierras, que muchos de nosotros hemos olvidado, incluso algunos ignorado,
cuan responsables somos de tantísimas situaciones por las que hemos atravesado
en la historia, no así también del poder del que traemos incorporados en
conjunto, cosa de la que me explayare en otro momento. Con el tiempo, fui
observando la realidad que me rodeada, o mejor dicho: que nos rodeaba y comenzó
a surgir en mi cabeza pensamientos optimistas y pesimistas, grandes inquietudes,
dudas, molestias y preguntas. Recordé inocentemente tantísimas frases de
gobernantes argentinos, a esos que se les llaman “nuestros representantes”:
"Yo robo para la corona", "En este país, tenemos que dejar de
robar dos años", "Estamos mal, pero vamos bien", “Sólo hay que
tenerle temor a Dios y a mí, un poquito”· ¿para que recordar más?
Una pregunta clave, puntual, me viene
incomodando desde hacía mucho tiempo: ¿Qué nos pasó como país? Hoy, al 2014,
desconozco si hemos tocado fondo como sociedad o si aún nos falta para eso.
Nadie duda de que estamos siendo participes de la desmembración lenta de esta
sociedad, y aun así del país, que alguna vez fue modelo para el mundo hace
alrededor de 100 años (y un poco más), fundada además sobre bases formidables
por grandes próceres que pensaron en las próximas generaciones (tema sobre el
que me explayare en otro escrito). Estamos ignorando, a los que yo considero,
los 5 eslabones determinantes para el desarrollo y desenvolvimiento de una
sociedad: FAMILIA, EDUCACIÓN, RELIGIÓN, TRABAJO Y ESTADO.
Pobreza, robos violentos, asesinatos, consumo
de drogas, y tantos problemas más se multiplican con rapidez en el corto plazo,
y de los cuales les aseguro nadie puede ni podrá obviar o escapar porque muchos
seremos victimas al largo plazo de ellos. ¿Saben qué? Este país está comenzando
a arder, y el problema ya no es quienes lo empezaron, ellos no tienen remedio.
El problema somos nosotros, todos, que lo único que hacemos es quejarnos,
cuando aún hay gente luchando para hacer de este un país un poco mejor.
Tal vez poco o nada digo con este pequeño escrito,
pero es el primero de otros que vendrán. Generar solo una primera inquietud, que de seguros
muchos tendrán.
No escapemos de la realidad. Aunque maniobremos
alrededor de ella, el fuego algún día nos alcanzara.
Si pierdes la fe en la gente, mantén la fe en ti. Cuando hay problemas muchas personas pierden la cabeza y terminan comiéndose a sí mismas, incluso las civilizadas. Caos es sinónimo de miedo. Más de una vez las cosas deben empeorar para qué puedan mejorar.
Tal vez muchos de nosotros estamos ansiosos por cambiar el mundo. Pero nos olvidamos el hecho de que primero debemos comprenderlo, y además que somos nosotros, las personas, quienes debemos cambiar, como lo hemos hecho tantas veces en el pasado. Siempre tenemos una segunda oportunidad para definir lo que somos.
Profunda reflexión de Francisco, en una entrevista junto a "pino" Solanas, en Roma. Durante el encuentro dialogaron acerca de cuestiones ambientales, el acuerdo entre YPF y Chevron para explorar en Vaca Muerta y la experiencia de UNEN en las elecciones Legislativas.
Existe un país en el que los estudiantes
inician su escuela a una edad más tarde y toman menos clases, tienen 3 meses de
vacaciones, y generalmente pasan menos tiempo diario en la escuela, tienen poca
tarea, y rara vez tienen evaluaciones. Quienes ejercen la educación son profesores
y maestros respetados y con reputación (rara vez son evaluados).
Existe un país donde las escuelas reciben
apoyo modesto y desarrollan sus propios planes de estudio, apoyan la
investigación y adoptan las tecnologías de vanguardia. No hay brecha de logros
y ningún alumno se queda atrás repitiendo.
En principio parecería una ironía pensar que
hay algún lugar en el mundo que estos hechos sucedan en un contexto donde en
muchos países del mundo, a los estudiantes se le exige el máximo en cuanto a
rendimiento o, por el contrario, donde el sistema educativo esta atravesando
por una gran crisis.
Ese lugar es un país, llamado Finlandia.
Tal vez muchos piensen que su posición como
país exitoso en cuanto al sistema educativo se forjo hace con el paso del tiempo,
que la cultura de la sociedad influyo, que se gasta muchos recursos para apoyar
este sistema, que existen exigencias enormes para quienes quieran acceder
al mismo, que se buscó formar una educación elitista y así muchas preguntas
mas.
Para decantar dudas, Finlandia no siempre ha sido uno de los países más
competitivos del mundo. De hecho, al término de la Segunda Guerra Mundial
podría decirse que era más bien pobre. Sus ciudadanos
sin embargo han sabido superarse y en no muchos años han logrado
construir una economía fuerte que les permite disfrutar de un
elevado nivel de vida. Hasta comienzos de los años 1958, Finlandia tenía un
sistema educativo elitista. Se hacía una selección a la edad de once años
después de sólo cuatro años de primaria. Los mejores alumnos podían continuar
la escolaridad general primero en un instituto (durante 5 años) y luego,
eventualmente, con tres años en un instituto de bachillerato. La mayoría de los
niños y niñas seguían dos años suplementarios en la escuela primaria. Hasta
1972, al menos la mitad de los alumnos no hacían estudios secundarios. La mayor
parte de los hijos de familias modestas dejaban la escuela en
torno a los 13 ó 14 años para trabajar o recibir una formación profesional.
Pero en 1978 después
de veinte años de vacilación se acometió la reforma del sistema
educativo en Finlandia.
La verdad que no existe una
sola razón para poder explicar porque hace que los estudiantes
finlandeses sean tan exitosos. La verdad es que no
podríamos dar una sola razón. Lo primero que hay que apuntar es que no es un
tema principalmente económico. Y no, tampoco es el frío ni la cultura de
los países nórdicos lo que les lleva a la excelencia educativa. Sus vecinos,
Noruega o Suecia, invierten mucho más dinero en educación y no tienen sus
excelentes resultados.
La realidad es que el país nórdico ha conseguido
encajar todas las piezas del rompecabezas y ha creado un sistema en el
que ningún alumno queda excluido. No lo ha logrado con normas
centralizadas, sino a través de un sistema que da una gran autonomía a los
centros y en los que sus profesores son los que controlan los planes de
estudios. Todo ello, enmarcado en una ley de educación estable, que no se
cambia con el color del gobierno de turno.
Claves del éxito:
Encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales (bibliotecas, ludotecas, cines...)». Los tres engranajes están
ligados y funcionan de forma coordinada. «Los padres tienen la convicción
de que son los primeros responsables de la educación de sus hijos, por
delante de la escuela» y complementan el esfuerzo que se hace en el
colegio.
El sistema social finlandés contribuye con numerosas ayudas
oficiales a las familias, que pueden conciliar su trabajo y la
atención a sus hijos. El 80% de las familias van a la biblioteca el
fin de semana». Este estímulo de la lectura en casa resulta fundamental.
Existe una herencia cultural luteranabasada en la
responsabilidad que fomenta la disciplina y el esfuerzo,
a la que también acompaña una climatologíaque empuja a
encerrarse en casa, pero estos factores también están presentes en otros
países vecinos, como Suecia o Dinamarca, que disfrutan de mayor nivel
económico y sin embargo figuran varios puestos por debajo en PISA.
¿Maestros? los mejores. La diferencia radica en la elevada
calificación académica del profesorado en Finlandia,
principalmente en educación primaria. «Los finlandeses consideran que el
tesoro de la nación son sus niños y los ponen en manos de los mejores
profesionales del país». Los mejores docentes se sitúan en los
primeros años de enseñanza, donde se aprenden los fundamentos de
todos los posteriores aprendizajes.
Existe un consenso sobre lo que se desea que
los jóvenes finlandeses lleguen a ser. El sistema
busca hacer de cada uno, un ciudadano digno.
Los educadores han dejado de ser meros eslabones de la cadena que
siguen manuales estrictamente estipulados, y se han convertido en formadores
de conocimiento, trabajadores en equipo, que conciben el aula como un
laboratorio para la continua innovación y que
buscan garantizar que todos los estudiantes excedan al
mismo nivel.
El sistema funciona en base a la confianza, en los
educadores y estudiantes.
Se podrían dar muchas claves más, pero
principalmente corresponde enunciar estas en principio. La verdad
Finlandia debe estar orgullosa de sus logros en este aspecto, y no cabe duda de
que es un proyecto, que a pesar de hacer muchos años empezó, sigue
continuamente en proceso. Diría que es un sistema no a copiar
directamente, sino primero a analizar, y ver que podemos aprender de este y
aplicar en mayor o menor medida. En muchos países no cabe duda que se hace
necesario rever su propio sistema educativo, proyectar a futuro y creer
que es posible un cambio. Finlandia aposto, confió,
y gano.
La guerra ya ha matado a más de 140.000 personas, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Desde diciembre pasado, las fuerzas leales al Gobierno han intensificado los bombardeos contra la población usando barriles de dinamita. Decenas de miles de civiles han muerto, en zonas residenciales, en estas circunstancias. Aca les dejo el enlace en el cual, el diario online El Mundo hace un repaso de la situacion al dia de hoy, con un mapa y algunas estadisticas: Siria, estancada en la guerra y el sufrimiento
Una vez alguien le pidió a un filósofo español, Julián Marías, muy conocedor del pueblo argentino y de sus costumbres y, con un gran cariño por nosotros, que hablara de los argentinos, pero con visión desde fuera del bosque y de toda pasión...
“Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros. No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otro; toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas.
Ellos mismos no se conocen. Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y en el horóscopo chino. Visitan al médico y también al curandero, todo al mismo tiempo. Tratan a Dios como “el flaco” y se mofan de los ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden un tedéum en la Catedral.
No renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones. ¡No discutáis con ellos jamás! Los argentinos nacen con sabiduría inmanente. ¡Saben y opinan de todo! En una mesa de café y en programas de periodistas/políticos arreglan todo. Cuando los argentinos viajan, todo lo comparan con Buenos Aires. Hermanos, ellos son “el pueblo elegido”…por ellos mismos.
Individualmente, se caracterizan por su simpatía y su inteligencia, en grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento. Cada uno es un genio, y los genios no se llevan bien entre ellos; por eso es fácil reunir argentinos, unirlos imposible.
Un argentino es capaz de lograr todo en el mundo, menos el aplauso de otros argentinos. No le habléis de lógica. La lógica implica razonamiento y mesura. Los argentinos son hiperbólicos y desmesurados, van de un extremo a otro con sus opiniones y sus acciones. Cuando discuten no dicen: “No estoy de acuerdo”, sino: “¡Usted está absolutamente equivocado!”.
Aman tanto la contradicción que llaman “bárbara” a una mujer linda, a un erudito lo bautizan “bestia”, a un mero futbolista le dicen “genio”, y cuando manifiestan extrema amistad te califican de “boludo”, y si el afecto y confianza es mucho más grande, eres un “hijo de p…”
Cuando alguien les pide un favor no dicen simplemente “sí”, sino “¿cómo no?”. Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra “no”. Cuando alguien les agradece, dicen: “No, de nada” o “No” con una sonrisa.
Los argentinos tienen dos problemas para cada solución. Pero intuyen las soluciones a todo problema. Cualquier argentino dirá que sabe cómo se debe pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al resto de América Latina, disminuir el hambre de África y enseñar economía en USA.
Los argentinos tienen metáforas para referirse a lo común con palabras extrañas. Por ejemplo, a un aumento de sueldos le llaman “rebalanceo de ingresos”, a un incremento de impuestos “modificación de la base imponible” y a una simple devaluación “una variación brusca del tipo de cambio”. Un plan económico es siempre “un plan de ajuste” y a una operación financiera de especulación la denominan “bicicleta”.
Viven, como dijo Ortega y Gasset, una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismos y la realidad. Tienen un altísimo número de psicólogos y psiquiatras y se ufanan de estar siempre al tanto de la última terapia. Tienen un tremendo super ego, pero no se lo mencionen porque se desestabilizan y entran en crisis. Tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a sí mismos como liberados. Son prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes.
En síntesis, los argentinos son italianos que hablan en español. Pretenden sueldos norteamericanos y vivir como ingleses. Dicen discursos franceses y votan como senegaleses. Piensan como zurdos y viven como burgueses. Alaban el emprendimiento canadiense y tienen una organización boliviana. Admiran el orden suizo y practican un desorden irakí. Son un misterio…”
El presidente Abraham Lincoln es uno de los más queridos y respetados. De origen humilde, fue un hombre que creyó en la justicia, la libertad y la paz. Una persona de pocas palabras en sus discursos, que gustaba de contar anécdotas para poner énfasis en los mensajes que transmitía a sus allegados.
Aparte de excelente orador e inteligencia despejada, cabe destacar la sabiduría que fue adquiriendo con los años, la cual esta reflejada en 8 leyes, que dejan al descubierto que tan abierto, activo, convincente y afable llego a ser Lincoln :
1. No llegarás a la prosperidad despreciando la economía.
2. No puedes ayudar al obrero degradando al que le paga su salario.
3. No puedes fortalecer al débil debilitando al fuerte.
4. No promuevas la hermandad de los hombres incitando al odio de clases.
5. No puedes ayudar al pobre destruyendo al rico.
6. No puedes establecer una seguridad bien fundada con dinero prestado.
7. No puedes dar al hombre valor y carácter, quitandole su iniciativa y su independencia.
8. No puedes ayudar a los hombres haciendo lo que ellos podrían hacer.
Grandes consejos a nivel humano, que si ponemos en práctica muchas de nuestras acciones cobrarán sentido.
Quiero citar una frase de Samuelson, economista estadounidense: "Hay 4 tipos de economías en el mundo: las naciones desarrolladas, las naciones en desarrollo, Japón y Argentina." Es difícil llegar a comprender porque Japón ha logrado desempeñarse tan bien a lo largo de su historia, mientras Argentina ha alternado periodos de crecimientos y crisis constantemente. Hay muchos países que de sus crisis hacen una oportunidad. Lamentablemente Argentina hace de una oportunidad una crisis.
Quisiera
empezar mi primer posteo planteándome el título del mismo, un interés que me
surgió luego de ver un vídeo en el que a
S.S. Francisco se le planteo el
tema del conflicto por el agua, que será tema de agenda para todos nosotros en
un futuro próximo.
Un
vistazo a la historia, nos hace ver y pensar las enormes capacidades que tiene
el hombre para crear, construir, innovar, pasar de la incultura a la cultura a
través de la ciencia, el arte, el trabajo en sí. Pero también ha mostrado su
peor cara, la destrucción total, el deseo mezquino de apropiarse del
conocimiento para su interés personal. Cuando el hombre decide apropiarse de la
cultura, indudablemente volvemos a pasar a la incultura y tenemos los
resultados que vemos a diario en nuestras vidas: manipulaciones, explotación de
personas, contaminación del ambiente. Y es aún más lamentable ver como desde
los altos mandos de los gobiernos
nacionales se hacen cómplices de tales
situaciones. Y más vergonzoso cuando buscan justificarse o mirar a otro lado.
Presenciamos constantemente el desinterés
colectivo de muchos de nosotros de que muchas situaciones no cambien.
Simplemente pareciera (y más aún, creo que es evidente) que no nos importara
casi nada, vivimos la vida que creemos que nos toca, y que el resto se las
arregle como pueda. Yo vivo hoy, para hoy. ¿Y mañana? Mañana veremos, que venga
lo que tenga que venir. Gente que no está predispuesta a intentar un cambio, no
hablo de hacerlo, no hablo de revolución radical. Hablo de un cambio para el beneficio de todos.
Intentarlo.
¿Seguiremos
viviendo en el mundo que creemos construir, cuando se destruye más y más? ¿Qué
estamos dispuestos a sacrificar para el beneficio colectivo? ¿O seguiremos
construyendo sobre una torre de cartas?
No nos
damos cuenta del daño, el sufrimiento, el dolor y la tragedia, hasta que nos
toca.